lugares comunes

ayer tuvimos otra noche de clown, presentada por el Dr. Conflictúo y Tranquilo Losôtro... y digiriendo, mergulhando, se me ocurre que:

el clown es un lugar común. buscamos encontrar ese lugar nuestro, íntimo en cada uno y a la vez propio de cada uno, para festejarlo. y cuando ocurre, mismo que da para festejar.
es cierto que el lugar común es pariente del cliché: lo consabido, el recurso que funciona, el latiguillo que conduce a la risa, el efectísimo comportamiento. cuando estamos en el cliché es porque ya sabemos que eso es así, estamos en un lugar que ya era.
el clown es un lugar común, haciendo que lo que ya era reaparezca dado vuelta. el payaso es el que hace que lo viejo sea nuevo y esa es su novedad, por eso estamos tan ligados a una tradición. por eso en cada uno hay una carpa, una máscara y un sombrero.

que vayan estas palabras de mediodía como un abrazo de año nuevo y fin de año en seráclown.


abrazos de


ernesto

tamoahí


ahí
girando
en el aire

entrando viene
desde espacios
entrepuertas

éxtasis y un rayo
renuncia tronando

éxitos fracasando
carnavales ensayados

puentes desde
a brazos al lado
abiertos

hemos visto: Cinco Gansas


Vamos de vuelta.
Los payasos andamos siempre volviendo...

hoy

da gusto decir que

hemos visto “Cinco Gansas”, la obra de las payasos dirigida por Danna Liberman.

Al salir de la sala me dieron ganas de escribir, al rato agarré el cuaderno azul e hice unos apuntes. Siento que la obra me invitaba, o me provocaba capaz, a tener reacciones con alguna fuerza. Fuerza. Las payasos mostrando su fragilidad y su fuerza en el deseo de hacer una obra de clown. Como dice la payasa más alta.

Fuerza. Estas payasas vienen así, me sale decir todoterrenales. Porque se han dedicado a clownear en territorios no convencionales ya hace un buen tiempo, y muestran oficio en ello. Y también porque sostienen una poética centrada en un humor bien mundano...



mmm... a ver.

me pregunto si esta última será una buena palabra: mundano.

vengo al diccionario de la rae y dice
2. adj. Dicho de una persona: Que atiende demasiado a las cosas del mundo, a sus pompas* y placeres.
y creo que sí. que da justito en el clavo. en Cinco Gansas, estas payasas hacen demasía con los deseos, placeres y aspiraciones de las personas que están acompañanado la nariz roja. los llevan a más, los saturan, los maximizan, los hacen ver con fuerza. hacen eso que hacen los payasos, cambiar dimensiones, poner lupas, mostrar exagerando.
Es curioso ver que dentro de este humor terrenal y fresco en el que se sienten cómodas, las payasos se plantean trascender. Lo proponen de arranque: "Erase una vez 5 gansas que querían trascender", mostrando la tensión que dará vida y continuidad a la obra.

Las cinco gansas que buscaban trascender.

Desde el título, la obra ya se sitúa en un plano autorrefencial. Ya hablan de cómo son ellas, como payasas. Toman el subrayador y reivindican el lugar de la pavada, de la cara tonta del payaso, de la torpeza y la ingenuidad. Parte de lo que hacen es plantar bandera acerca de cómo lo quieren hacer. En la obra también se dejan ver momentos del proceso de trabajo, del proceso de composición. La obra habla de sí misma mostrando abiertamente sobre qué ganas se cimienta.



Las gansadas nos van llevando a través de la obra, son juegos sencillos, de mayor o menor intensidad cómica, que organizan las apariciones individuales donde cada una de ellas muestra cómo quiere trascender y trata de lograrlo. “Un día escucharon a un Pavo Real hablando de trascender en la vida”, dice el programa... Y así diciendo, muestra una elección valiosa de la directora de articular el terreno pavo con el real. Las aspiraciones a trascender (querer ser: madre, cantantestrella, amada, voladora) llegan con fuerza al público cuando vemos a laspayasos comprometidas en esa búsqueda de ir más allá. Y quizás la querida aspiración hacia el vuelo encuentre mayores debilidades porque no llega a afectar a la persona-payasa tanto como lo hacía con las otras tres.

La voluntad de trascendencia, que articula la obra y en cierto sentido le da un final, es uno de los puntos que más me inquietan y me dan ganas de decir. y gracias. En una de las escenas más autorreferenciales de la obra, las payasas juegan, riéndose de algunos lugares comunes y ritos de nuestra comunidad payasa: los abrazos profundisísísísimos, la proliferación de talleres de clown, la intención de ver en el clown una forma especial de poesía escénica, el ritual alrededor de la nariz como máscara. Y riendo desacralizan. Y digamos que desacralizando, le quitan trascendencia y lo hacen mundano. Se siente más liviano el ritual desde ese lugar.
Pero al mismo tiempo, siento que el final de la obra no es consecuente con esa voluntad de mostrar el rito, de profanar riendo. Pienso que las payasos se ríen de un modo de ver la poesía en el clown, una visión centrada en la sutileza y la alusión pero que a veces pierde el humor, y la bajan de sus lejanías con hondazos divertidos. Sin embargo, el lugar hacia el que vuelan en el final de la obra, mientras llega el apagón, parece ser el mismo que el burlado. Puede ser que aquí haya una inconsistencia en lo que quieren decir estas artistas, una falta de claridad, o también podría ser que se estén riendo de ese tipo de salidas poéticas en ellas mismas.

... y Felipe se quedó con los globos de helio.

Hay algo especial en el lugar desde el que se propone el vínculo con el público. Por momentos parece que no hubiera escenario, de tanta apertura del juego. Hasta me da la sensación de que laspayasos, sobre todo en la escena del parto se encargan de colorear la cuarta pared detrás del público, de hacerla evidente allá lejos y embellecerla.

El público aparece como protagonista: en varios momentos cumplimos roles importantes para que la escena avance. Pero al mismo tiempo, las actrices no piden que hagamos demasiado por ellas, no exigen, ni incomodan, laspayasos hacen su trabajo ahí arriba y nos piden compañía.

Pensando en esto, se me ocurre que en Cinco Gansas... hemos visto un traslado de ese vínculo frágil, tímidamente atrevido y cuidadosamente osado, que acontece en el clown hospitalario. Las cuatro gansas tienen una trayectoria interesante como payasas de hospital y trabajan, además, en lo que llaman “intervenciones extra-cotidianas”. Intervención. Apunto a ver si emboco: una entrada en un ambiente de vida, que entrevera la cotidianeidad de lo que acontece allí diariamente de una forma tan pícara que nos hace sentir en casa, ¿qué pasa? ¿cómo será que en los hospitales, y también afuera, el payaso logra (o busca y busca... y a veces logra) ser el que recibe al que ya estaba allí? ¿cómo es que el visitante nos ofrece hospitalidad?


La verdad que no sé. Pero creo que ahí está la magia. Y siento que el cuerpo de estas payasas tiene ese oficio de juego impregnado de tal forma que hemos podido ver algo de aquel lenguaje, traspuesto a la escena, tan diferente, del teatro.


faa. y con tanta palabra. así de puro collagero nomás digo que ya está. que me encantó ver jugar a estas gurisas y que agradezco responder en este turno del diálogo que las payasos empezaron en el estreno de Cinco Gansas, la función que termino de comentar por acá, ocurrida en el cce el miércoles 17 de agosto. 'ta pronto

...............
* Vaya a saber uno porque ocurren esas coincidencias, pero la pompa es la

"4. f. Rueda que hace el pavo real, extendiendo y levantando la cola."



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"Cinco Gansas", por Las Payasos

Elenco: Lia Jaluff, Verónica San Vicente, Andrea Domenech, Apa Angeloni

Dirección: Danna Liberman
Vestuario: Evana Frid
Diseño Gráfico: Marisa Domenech

hemos visto: Ícaro

hemos visto Ícaro, de Daniele Finzi Pasca.

y...

no sabemos qué decir

hay nomás unas
ganas grandes
de volar y de darnos
fuerza para
el próximo
intento,
el que viene
ahora siempre.


picareando con lo que digo arriba aparecerán
acá en seráclown

unos hemosvisto,

unas crónicas de experiencia en la butaca y en el aire, en la relación y en la complicidad.

están invitados a publicar sus hevisto en este espacio y ojalá lo hagan,
mandando mail al seraclown@gmail.com

contaremos algo de lo que vimos, de lo que sentimos hace poquito: febrero. 2011. teatro solís.

ahí vamos

ahí
venimos


Crónica de un domingo diferente

Aaaaaah, sí.
 
estamos un poco fuera de ritmo capaz...
 
las cosas vienen así en este blog parece. hay un tempo particular dictado desde afuera, el que recorre al impulso de este que escribe. el que hace que un tiempo libre sea tiempo seráclown.

toca el gusto sí que toca de presentar un último hemosvistoícaro. llega unos meses después de una función que todavía resuena en montevideo.

El que llega al blog es el Emi. Corto. Amigo payaso montevideano con el que compartimos caminos y que anduvo investigando también en el rumbo del teatro de la caricia, desde el Teatro Azur.

Y es un gusto tener acá está crónica y comentar en el aire un par de cositas antes de dejarlos con ella, aunque si quieren capaz que mejor vuelvan a lo que sigue después de leer el texto.... ¡a su gusto!
 
Entonces... pa mí que cuando Emi dice "no logro salir de allí o más bien de mí", traduce en esa confusión clarita, un estado de ánimo: del orden del susurro, que llega de una creación escénica que convoca, de la que parece imposible salir in·diferente. Una convocatoria que anima, que da fuerza, que ríe junto a uno y que de repente todos nos escapamos...
 
...y que al salir aparece como un movimiento que no conseguimos distinguir. que no es tan festivo, con el que no sabemos que hacer, que nos tiene en velo. un movimiento que mueve.
 
Que está por ahí revoloteando, es seguro (pero "a seguro se lo llevaron preso", dicen en Durazno)... que no termina acá también... que hay que hacerse alas y aguarda con el sol... que es difícil de explicar... porque es otra cosa.

chin chin, Emi.
 
........
 
Domingo, llego con amigos al Solís pero por desorganizado tengo que sentarme sólo en el teatro, lejos de mis conocidos. En pocos días me voy a vivir a otro país. Sale Danielle y hace el prólogo, elige luego a su partener para esa noche, una muchacha.
 
Suben y comienzan.

Desde el momento que el telón muestra la escena y comienza el juego no logro salir de allí o más bien de mí. A través de la obra y lo que va sucediendo voy pasando por distintos estados, lugares, emociones, sensaciones, recuerdos. Definitivamente logro comprender enteramente el con-mover del Teatro de la Caricia que tanto había leído y buscado.
 
Junto con los personajes y viajo por sus mundos, me pierdo en sus pensamientos y sueños que siento propios, que me tocan.

Termina.

Me siento chiquito. Quiero preguntarle, por qué.

Vuelvo de a poco a ser conciente del entorno

Me quiero ir en silencio y por donde menos me vean. Me encuentro con mis amigos. Vamos a esperarlo. Voy poco convencido. Me quiero ir.
Se movió algo, no logro distinguir.
Pasamos por un bar a comer.

Me voy. En medio de la noche me despierto y lloro un rato. Luego calma. Ganas de buscar, de seguir el vuelo, con cuidado del sol pero seguir.

Hay mucho para descubrir de esto todavía. Esto no terminó por aquí.

Podríamos volver a escribir sobre esto en seis meses a ver qué pasa.

vértigo


Sí, tengo que ponerme una letra coqueta .

 Recibo en el blog a una persona payasa inquieta, con la fragilidad saltando a la vista, desde la flor de la piel .

Viene Dipi, desde ahí nomás, Buenosaires, y nos habla sobre Ícaro y como payasa también sobre nosotros .

 y la mirada abriendo dice: bienvenida ...

···o···

 Tuve un profesor en la facultad que decía que los proyectoristas de cine tenían prohibido encender las luces de la sala cuando terminaban las proyecciones de dos películas: Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica y La Madre, de Pudovkin. No vi ninguna de las dos películas en cine, está claro, pero si alguna obra en mi vida podría acercarse a esta idea, esa obra es Icaro, de Finzi Pasca.

Cuando terminaron los aplausos y Finzi Pasca salió del escenario, me costó volver a sentir que estaba en un teatro, sentada, rodeada de gente y presenciando una obra. Quise que en ese momento la gente se callara y ya no se debatiera sobre la persona que eligió o si estaba arreglado o no. No importaba todo eso. Estabamos en presencia de la vida, y no había que hablar de nada. Yo tenia que salir del teatro y no hablar, con nadie, sobre nada. Era un momento para sentir.

También pensé que no iba a poder escribir nada sobre esto, que la experiencia de la obra era eso, una experiencia, y con eso, intransferible. Salimos del teatro y nos fuimos caminando, muchas cuadras. Podría haber estado caminando toda la noche, podría haberme vuelto a Buenos Aires caminando.

Hay algo poderoso que se produce en nosotros cuando nos ponemos de frente a los grandes enigmas. Cuando alguien formula lo que es pregunta. Y lo complejo es la caricia, que nunca llega porque si. Como soplar las heridas porque duelen. No cambia nada y a la vez cambia todo. Estamos ahi, todos mirando como dos personas vuelan sin salir del cuarto y por eso podemos decir que hemos visto Icaro. Si. No hemos visto sino sentido. En palabras del propio Danielle, nos duelen músculos que no sabíamos que teníamos. Echamos luz en las sombras, nos cuesta inaugurar sensaciones, nombrarlas, darle vida. No hay mucho más que decir sobre esto.

Si alguna vez se cruzan con la obra, síganla.

un vuelo. unas historias


el primer día salgo y no sé qué pasa. ni hablar ni abrazar ni nada. el otro día levanto vuelo. me sumerjo en la caída y disfruto. quién sabe qué pasó entre el medio. llueve adentro, claro. se abren puertas. y tengo una palabra para decirme y decirnos: fuerza

ícaro tiene muchas capas. en algunas de ellas no entro, no me abrazan. me quedo en lo primero que se me muestra y no llego al mito. es que hay tanto en lo que se comunica directamente, hacia la piel, hacia… ¿las entrañas?

estuve entre las capas de la relación del maestro Daniele Finzi Pasca con su compañero de vuelo, entre lo que se gestaba desde el escenario hacia nosotros. apreciando el gesto en conmoción, movimientos y tonos sutiles para acariciarnos, de verdad y sin vuelta. llegando siempre al límite de invitarnos sinceramente, sin empujar pero con las alas abiertas y la mirada cómplice.
fuerza y vamos

hoy leo.
estudio.
si quieren nos acompañamos así.
Le llamamos Pseudo-Apolodoro al más antiguo de los escritores que llegan a nosotros para dar palabras sobre aquel vuelo y su caída.

Más adelante un tal Hyginus nos habla, también cortito, de cómo Dédalo y su hijo escaparon del laberinto, en el número 40 de sus Fábulas.

Según parece, entre los antiguos el texto más bello y detallado sobre aquellas plumas juntándose con arte y cera nos llega de parte de Ovidio.

Con ustedes, ahora:


Dédalo e Ícaro

Dédalo entre tanto, por Creta y su largo exilio
lleno de odio, y tocado por el amor de su lugar natal,
encerrado estaba en el piélago. “Aunque tierras”, dice, “y ondas
me oponga, mas el cielo ciertamente se abre; iremos por allá.
Todo que posea, no posee el aire Minos.”
Dijo y su ánimo remite a unas ignotas artes
y la naturaleza innova. Pues pone en orden unas plumas,
por la menor empezadas, a una larga una más breve siguiendo,
de modo que en pendiente que habían crecido pienses: así la rústica fístula
un día paulatinamente surge, con sus dispares avenas.
Luego con lino las de en medio, con ceras aliga las de más abajo,
y así, compuestas en una pequeña curvatura, las dobla
para que a verdaderas aves imite. El niño Ícaro a una
estaba, e ignorando que trataban sus propios peligros,
ora con cara brillante, las que la vagarosa aura había movido,
intentaba apoderarse de esas plumas, ora la flava cera con el pulgar
mullía, y con el juego suyo la admirable obra
de su padre impedía. Después que la mano última a su empresa
impuesto se hubo, su artesano balanceó en sus gemelas alas
su propio cuerpo, y en el aura por él movida quedó suspendido.
Instruye también a su nacido y: “Por la mitad de la senda que corras,
Ícaro”, dice, “te advierto, para que no, si más abatido irás,
la onda grave tus plumas, si más elevado, el fuego las abrase.
Entre lo uno y lo otro vuela, y que no mires el Boyero
o la Ursa te mando, y la empuñada de Orión espada.
Conmigo de guía coge el camino.” Al par los preceptos del volar
le entrega y desconocidas para sus hombros le acomoda las alas.
Entre esta obra y los consejos, su mejillas se mojaron de anciano,
y sus manos paternas le temblaron. Dio unos besos al nacido suyo
que de nuevo no había de repetir, y con sus alas elevado
delante vuela y por su acompañante teme, como la pájara que desde el alto,
a su tierna prole ha empujado a los aires, del nido,
y les exhorta a seguirla e instruye en las dañinas artes.
También mueve él las suyas, y las alas de su nacido se vuelve para mirar.
A ellos alguno, mientras intenta capturar con su trémula caña unos peces,
o un pastor con su cayado, o en su esteva apoyado un arador,
los vio y quedó suspendido, y los que el éter coger podían
creyó que eran dioses. Y ya la junonia Samos
por la izquierda parte –habían sido Delos y Paros abandonadas–,
diestra Lebinto estaba, y fecunda en miel Calimna,
cuando el niño empezó a gozar de una audaz voladura
y abandonó a su guía y por el deseo de cielo arrastrado
más alto hizo su camino: del robador sol la vecindad
mulló–de las plumas sujeción– las perfumadas ceras.
Se habían deshecho esas ceras. Desnudos agita el los brazos,
y de remeros carente, no percibe auras algunas
y su boca, el paterno nombre gritando, azul
la recoge un agua que el nombre saca de él.
Mas el padre infeliz, y no ya padre: “¡Ícaro!”, dijo,
“¡Ícaro!”, dijo, “¿Dónde estás? ¿Por qué región a ti he de buscarte?
¡Ícaro!”, decía. Las plumas divisó en las ondas,
y maldijo sus propias artes, y su cuerpo en un sepulcro
encerró, también tierra por el nombre dicha del sepultado.

(trad. Ana Pérez Vega, http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/metamorfosis--0/html/)

Llega enseguida la presencia de una perdiz que aparece también en la obra de don Peter Brueghel el Viejo, devolviendo el extraño pasado del padre de Ícaro.

Hay un montón de historias cruzándonse con aquella primera, hasta Shakespeare se sumó.

Se trata de un vuelo que siendo, no pudo ser, mismo como se cantaba en Durazno en carnaval hace algunas décadas:

hay cosas que al parecer
parecen ser y no son
y hay otras cosas que son,
siendo no parecen ser.

 a elegirlas,

fuerza
de nuevo
pal vuelo