hemos visto Donka

ya pasan unas semanas desde que nos tocara adentro la campanita.
 Donka, espectáculo del Teatro Sunil dirigido por Daniele Finzi Pasca (¡cuanto link!) visitó Montevideo y dejó a la comunidad payasa con el corazón, la boca y los brazos bien abiertos.
una obra que acariciándonos, nos sacude y amplía nuestros horizontes. un diálogo que comienza y volverá al proscenio, en el que los clowns se transforman y son allí con el público. palabras que llegaron desde Teatro de la Caricia, la bella entrevista a Daniele que realizara Facundo Ponce de León y que nos acercara al mundo del Sunil desde esa forma más cotidiana del diálogo.
esta entrada en el blog quiere, como las demás, preguntarnos algo sobre el clown. sabiendo que en la pregunta hay un campo tan amplio o mayor que en la propia respuesta.
la invitación es a hacer preguntas sobre nuestra experiencia como espectadores, como aquellos que fuimos invitados a la danza, de Donka. ver en esa experiencia qué se nos mueve respecto del camino del clown.

mi pregunta viene por el lado de la cuarta pared:
 ¿cuál es el grado justo entre trabajar para hacer la representación creíble y llevar al espectador a un mundo y, por otra parte, mostrar el carácter ficticio de la representación?
una historia de la pregunta: 
 el intervalo fue muy movilizador para mí. viniendo desde donde veníamos, la caída del telón rojo me sorprendió al mismo tiempo que la agradecí por completo.
luego, durante los minutos que duró el descanso me encantó ver a una mujer, en el proscenio, haciendo su trabajo y tratando de no ser vista. ella limpiaba el hielo de la escena anterior. en un momento quise que  mirara a público y fuera, allí, una clown más; después agradecí que no lo hiciera y siguiera siendo una limpiadora del Solís, porque me dejaba reconocer la presencia del teatro, el lugar donde estábamos.
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recuerden preguntarse y compartir si llegaron hasta acá
ahí queda un trailer de la obra